LA LEYENDA DEL BASAJAUN
“Cuando desperté vi a un ser acuclillado a mi lado, su rostro estaba casi totalmente cubierto de pelo, pero no como un animal, sino como un hombre al que la barba le naciese bajo los ojos, unos ojos inteligentes y piadosos, unos ojos casi humanos, con la diferencia de que el iris lo llenaba todo, casi no había parte blanca, como en los perros. Volví a desmayarme. Desperté cuando oí las voces de mis compañeros, que me buscaban; entonces él me miró a los ojos una vez más, se irguió y caminó hacia el bosque. Medía más de dos metros y medio. Antes de perderse en el bosque se volvió hacia mí y levantó una mano, como en una especie de saludo, y silbó tan fuerte que mis compañeros lo oyeron a casi un kilómetro”. (Página 89)
Sin embargo, el Basajaun es conocido sobre todo por proteger a los rebaños de los lobos y dar fuertes aullidos para avisar a los pastores de que se aproxima tormenta. Cuando las ovejas saben que está cerca, hacen sonar sus cencerros para que los pastores sepan que están a salvo. Como tributo, los ovejeros le dejan un trozo de pan. Su hogar se encuentra en la profundidad del bosque, y también se le ha considerado el creador de la sierra, el primer agricultor y el primer molinero. En otras ocasiones, se le representa como a un ser maligno con una agilidad extraordinaria.
Claudia Sorbet
La primera vez que Dolores Redondo hace referencia al Basajaun en el Baztán, el Señor del Bosque ha salvado a un guarda forestal, un relato que la inspectora Salazar no se llega a creer.
