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SENDEROS DE TIERRA Y AGUA

Nada más aparcar debemos dirigirnos a la caseta de información para dos cosas muy importantes. La primera, abonar los tres euros que cuesta el parking. Con esta cantidad se ayuda a mantener el entorno natural. La segunda es coger un mapa que ayude a identificar los diferentes senderos. Si se va a realizar el recorrido con niños, se les puede proponer el reto de encontrar todos los animales del entorno. Hay que tener en cuenta que nos hayamos en un Área Natural recreativa, un lugar donde hay que respetar al máximo el medio ambiente. Y es una buena ocasión para educar a los más pequeños. Junto a la caseta y el parking nos encontramos con una estatua dedicada a la rana bermeja, animal que abunda en esos parajes.

 

Debemos dirigirnos en esa dirección hasta llegar al paso del dique, que nos conduce hasta la otra orilla. Este dique se construyó a comienzos del siglo XX y actualmente proporciona energía hidroeléctrica. El sendero es fácil de seguir, de hecho esta parte está adaptada para personas con movilidad reducida. Llega un momento en el que el sendero adaptado gira hacia la derecha, cruzando el embalse, y otro más empinado sube hacia arriba. Cogemos esta segunda senda; no tiene pérdida. Poco después, cruzamos un pequeño puente de madera.

 

Iñigo García

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A continuación, seguimos por el camino hasta un cruce. Aquí giraremos por el camino más empinado, el que tiene marcas blancas y amarillas. Es un camino de ascenso que, tras unos minutos caminando, desemboca en una antigua calzada romana. El camino empedrado sigue hasta llegar a una señal de madera que indica varias direcciones, entonces tomaremos el camino de la izquierda.

 

Tras una bajada nos encontramos con la Cruz de Erlain, un lábaro de hierro que señala un lugar donde tiempo atrás hubo una ermita. El sendero prosigue, se pueden ver palomeras alrededor. En un tramo hay una señal que nos indica la dirección hacia el dólmen de Pittotzar, un resto megalítico de más de 5.000 años de antigüedad. Para acceder a él hay que saltar una valla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de visitar este antiguo monumento hay que deshacer lo andado hasta el cruce de la calzada romana. Esta vez, vamos a ir hacia nuestra parte frontal, es decir, el camino que no sigue la calzada romana. Se trata de un paseo que nos lleva hasta las faldas del monte Soratxipi. Aquí hay dos opciones: o bien escoger el camino de la derecha y subir por el sendero a la cima del Soratxipi, o girar a la izquierda, avanzando por un camino de descenso.

 

Si se opta por subir a la cima del monte, hay que tener en cuenta que se asciende y se desciende por el mismo lugar, hasta llegar otra vez al cruce que nos permite bajar. En ambos casos hay que seguir la senda que nos lleva de nuevo al borde del embalse de Leurtza. Justo antes de llegar al parking, hay una zona con baños y merenderos, ideales para hacer un picnic.

 

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